Afrontar la EVAU o para los más antiguos, la selectividad, supone cada año para miles de estudiantes en toda España un punto de inflexión en su vida y el final de una etapa más o menos “confortable” para enfrentarse a nuevos retos. Las temidas pruebas generan, tanto en los alumnos como en su entorno más próximo, un alto grado de ansiedad por conseguir los resultados que les permitan acceder a la carrera deseada y por supuesto, el miedo escénico a lo desconocido.
Para la inmensa mayoría de los alumnos supone una primera toma de contacto con el mundo universitario, al que aspiran a acceder. Es muy común en este punto escuchar frases tan repetidas como “te juegas todo a una carta” o “los nervios pueden traicionarte” o que “un solo examen no sirve para evaluar todos tus conocimientos”.
Sin embargo, sólo se trata de un examen más, como tantos otros que el alumno ha hecho a lo largo de su formación académica, la única diferencia es que se realiza en un entorno diferente y desconocido.
Es cierto que las pruebas de acceso a la universidad y los resultados obtenidos en las mismas marcan el futuro inmediato, abren o cierran puertas a la carrera elegida, pero no es menos cierto que no es tan determinante como muchos creen. Son infinidad los casos de alumnos que no obtienen la nota requerida para su “carrera favorita” y que sin embargo desarrollan posteriormente una excelente carrera académica y profesional en otro ámbito. Por el contrario, en la actualidad cada vez son más los casos que después de iniciar la carrera soñada, el alumno descubre que realmente no era lo que estaba buscando cuando se enfrentó a la EVAU.
Resulta también fundamental en este proceso el apoyo incondicional de la familia para no añadir un estrés adicional y ayudarles a relajarse.
Os damos algunas pautas para obtener los mejores resultados:
Para el examen: